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viernes, 31 de marzo de 2023

Tár

Por Andreina Gutiérrez.

Suponíamos que Cate Blanchet la tenía ganada en los Oscar de este año con su actuación magistral en Tár, cinta dirigida por Todd Fields, quien sólo ha filmado tres películas con ésta -Little Children (2006) e In the room (2015)-, y es por mucho lo mejor que tiene Tár, su protagonista, lamentablemente no solo Blanchet perdió ante Michell Yeoh como Mejor Actriz, sino que la cinta no pudo conseguir ni uno solo de los seis premios a los que fue nominada.

Tár es un filme muy pretencioso, que peca de excesivamente artístico, supremamente largo (casi tres horas), y con una trama demasiado fraccionada que no permite comprender cuál es la verdadera historia que nos están contando. 


--- SPOILERS ---


Lidya Tár es una prestigiosa directora de orquesta en Berlín, es muy meticulosa y entregada a su trabajo, es lesbiana, tiene una esposa y una hija, su vida es privilegiada pero es controladora y por momentos déspota, quienes la rodean la admiran pero también saben que puede ser fría y malvada.  

En principio el esmero técnico en la cinta hace que a veces parezca un documental sobre esta famosa artista, nada más la escena de presentación del personaje, es una entrevista de televisión de diez minutos a la primera directora mujer de la orquesta sinfónica de Berlín. Hay demasiadas escenas sobre temas musicales muy específicos que para un espectador no conocedor podrían resultar muy tediosas. El fraccionamiento tan preciso de las escenas y los eventos, hace que todo luzca meramente anecdótico, se nos presentan muchas posibles tramas principales y en realidad no se desarrolla ninguna (la amenaza a una niña de la escuela de la hija por el bullying que le hace a ésta, la intempestiva renuncia y desaparición de su asistente personal, el intento de tener una aventura con una nueva alumna, etc). Entonces se trata de la atmósfera, de la clase de vida que tiene Lidya Tár, pero hay poca historia... o tal vez mucha! Ha sido descrita como una película sobre la cultura de la cancelación, sin embargo esa es apenas una de las tantas tramas, que aunque tiene consecuencias al final, igual no se resuelve del todo. Al respecto es importantísima la escena en la que tiene una diatriba con un alumno joven con posturas progresistas actuales, a quien ella refutará brillantemente y que se convertirá luego en uno de los detonantes de su desprestigio, al ser ella víctima de un video viral editado de esa discusión.

Cate Blanchet tuvo una exhaustiva preparación para este papel (aprendió alemán, a tocar piano, a dirigir una orquesta real) y eso rindió sus frutos, su actuación es extraordinaria, precisa, con un amplio registro, no sabemos si es una villana o una genio incomprendida, tampoco sabemos si tiene verdaderos problemas mentales o un ego desbordado, pero el exceso de intelectualidad artística hace de Tár un filme pedante y egocéntrico, como la misma protagonista. 

Todd Fields es minucioso al detalle en su dirección de una manera casi clínica, la paleta de colores grises, los planos estáticos, los largos silencios y también largos diálogos, las micro-tramas sin sentido, los momentos fantasmales (gritos extraños que oye en un parque, un metrónomo sonando todas las noches, un misterioso animal en un edificio abandonado y la inquietante historia con la vecina de enfrente), es una carga  incesante de situaciones sucesivas que ofrecen tanta información que al final no dicen nada, parece que pasa de todo y en verdad no pasa nada.

Al respecto debemos llamar la atención sobre una pelicular anécdota que une doblemente a Tár con la última pelicula de Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut (1999): Todd Fields es el actor que interpreta al pianista que lleva al personaje de Tom Cruise a la fiesta de culto orgiástica, más aún, Blanchet dobló la voz del personaje de la chica con la que Cruise se encuentra en la fiesta. Lo interesante aquí es notar cómo el personaje principal de Eyes Wide Shut, está todo el tiempo a punto de vivir un evento devastador en su vida que nunca sucede, y eso es exactamente lo que le pasa a la protagonista de Tár, a pesar de las consecuencias que tiene que aceptar al final, consecuencias que no se sabe si fueron su propia elección o un verdadero castigo por sus acciones. Todo parece quedarse en sospechas, en chismes, en malentendidos, en intensiones malsanas de algunos personajes que la rodean, venganzas por sus malos tratos, o quizás está sucumbiendo a la locura de la genialidad artística. Sea como sea el final que se nos presenta es absurdamente anodino, tiene una nueva oportunidad en un contexto completamente diferente, lo cual será su real condena, la falta de pertenencia.

En general Tár es una cinta poco digerible para espectadores no iniciados en las lides musicales y orquestales, en el arte mismo, una película tan narcisista como su protagonista, larga, confusa y manipuladora como la propia Lidya Tár! Con un estándar artístico demasiado alto para una audiencia llana, es recomendable quizás sólo para un selecto público que conozca de historia de la música. 

Un detalle interesante para toda la audiencia venezolana, es que en algún momento de la película se habla de Gustavo Dudamel.

 


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