Por Sergio Marcano
En el periódico, la nueva dinámica de la relación entre David, Sandra y Leo se dejó ver sin medias tintas y sin complejos.
Almorzando juntos,
conversando animadamente en los pasillos,
riendo;
apoyándose celosamente, los unos a los otros, en las reuniones laborales en las que participaron;
llegando y yéndose del trabajo a las mismas horas.
Y por algunas semanas fueron el tema de conversación obligatorio de todos los que tenían vidas menos interesantes;
es decir,
de todos en el periódico.
Una tarde,
luego de un día pesado de hacer diferentes colas, en diferentes mercados, tratando de conseguir un listado específico de víveres,
Sandra y Leo entraron al apartamento cargando bolsas de supermercado.
En la cocina, Leo se quedó mirando a Sandra, mientras ella ordenaba las compras.
Lleno de deseo, se acercó a ella, la abrazó, la besó en el cuello y le tocó las nalgas con su sexo erecto.
LEO: Me gustas mucho Sandra.
Ella se sorprendió al sentir a Leo y escuchar aquello;
y de improvisto, Leo la abrazó y comenzó a besarla apasionadamente.
Sandra dejó lo que estaba haciendo, se dejó besar y comenzó a besar a Leo también.
Él le tocó la entrepierna, la levantó del suelo, la colocó en el mesón de la cocina, le hizo a un lado las pantaletas, se bajó el pantalón y comenzó a penetrarla.
Afuera del departamento, llevando flores blancas en una mano, David buscó una llave en su llavero, abrió la puerta y entró al apartamento.
DAVID: Flores, flores para los muertos…
Rápidamente, sintiéndose culpable, Sandra se apartó de Leo.
Se bajó la falda, se arregló el pelo y siguió guardando la compra como si nada.
Leo se subió los pantalones, entumecido por la frustración.
David dejó su bolso en la puerta y caminó a la cocina.
El sexo podía olerse en el ambiente.
Y como no es tonto,
captó inmediatamente lo que había sucedido en el lugar.
David los miró sintiéndose celoso,
encendió un cigarrillo;
y molesto,
frustrado,
preguntó, con ironía.
DAVID: ¿Necesitan que les de un tiempo más?
Molesta al escuchar aquello. Sandra estalló rápidamente.
SANDRA: Ufff… ¡Los hombres son todos la misma mierda!
Siempre peleando por marcar territorio y por ver quién lo tiene más grande…
Tratando de mantener la calma todo lo que puede.
DAVID: ¿¡Los hombres!? ¿Por qué hablas de mí en plural?
Yo nunca hablo de tí en tercera persona,
ni como un género;
las mujeres…
las féminas…
yo hablo de tí como un sujeto.
Porque estoy delante de tí.
de tú a tú.
Y si digo, lo que digo,
no es porque soy un psicópata,
sino porque es obvio que están tirando a mis espaldas.
Leo se apresura a decir.
LEO: Tú sabes muy bien, que sin tí, entre Sandra y yo no pasaría nada.
Sin escuchar razones.
DAVID: Ustedes dos me gustan,
bastante;
Pero si ya no hay nada para mí aquí,
pues yo me desaparezco…
Sin peleas,
sin pasiones…
Los dejo tranquilos para que cojan como Dios manda, sin que nadie los perturbe...
SANDRA: ¿De que estás hablando?
¡No ha cambiado nada!
Solo estábamos echando un polvo sin importancia.
Al escuchar las palabras de Sandra Leo se siente incómodo.
LEO: Para mí, si tenía importancia…
Sandra se arrepiente de no haber tenido un poco más de tacto con sus palabras.
SANDRA: Leo no quise…
DAVID: Yo solo pregunto si algo ha cambiado, porque quiero estar bien informado.
Leo suspira.
LEO: Esto de tres no es sencillo…
Le habla a David.
LEO: Y para que lo sepas yo también me siento en la cuerda floja todo el tiempo.
Ustedes son más jóvenes,
son amigos hace años
y tienen una manera de comprenderse en la que yo, siempre, soy solo un invitado...
SANDRA: Leo sin ti tampoco pasaría algo entre él y yo.
Leo entiende que Sandra le dice la verdad.
LEO: Estamos locos.
Los tres se miran los unos a los otros por intervalos, sin decir una palabra.
LEO: Creo que hoy yo me voy a dormir a mi casa.
Nos vemos mañana en el periódico.
David asiente, aspirando su cigarrillo,
deseando que nada de aquello hubiese pasado.
Sandra acompaña a Leo a la puerta y le da un abrazo de despedida.
David camina al balcón y termina de fumar su cigarrillo mirando a la ciudad.
Sandra camina a su lado.
DAVID: Leo tiene razón.
Todos estamos jodidos en esta vaina…
¡Por eso yo no me quería meter en este barranco!
SANDRA: Si lo viese de esa manera, ya hubiese terminado con ustedes dos…
A mí en cambio me gusta lo que tenemos…
Tengo claro que no es perfecto.
Qué es desbalanceado.
Pero también, que quiero que funcione.
Los dos se miran intensamente.
SANDRA: Regálame un cigarro.
Y te digo, otra vez en tercera persona…
Todo el mundo dice, que las mujeres son difíciles de comprender…
Pero nadie dice que los hombres no son mucho más sencillos…
David respira profundamente y expira una vez más.
DAVID: …A pesar de lo que muchos nos quieren hacer creer,
a pesar de todas las diferencias que podamos tener,
los hombres y las mujeres somos lo mismo,
mamíferos tratando de sobrevivir a sus circunstancias…
En tono de broma.
DAVID: Eso sí. Dejando claro,
muy claro,
que a tí, hay que tenerte miedo.
Indignada.
SANDRA: ¿A mí?
DAVID: Sí… ¡A tí! Eres una regalada.
Sorprendida.
SANDRA: ¿Moi?
DAVID: Toi.
¡Y si los hombres somos todos la misma mierda deberías probar y meterte a lesbiana!
Romper algunas barreras como nos toca a Leo y a mí.
Sandra lo mira pensando en sus palabras.
SANDRA: ¿Tú crees? No lo había pensado…
DAVID: Pues sí. Lo creo.
Cambiando el tono de voz.
DAVID: ¿Nos tomamos un trago?
De verdad necesito relajarme…
Estuve todo el día tomando fotos de ranchos quemados en Petare…
Ambos caminan a la cocina.
SANDRA: ¿Cómo quemados?
DAVID: Tres familias calcinadas;
¿Una culebra entre bandas?
¿Una venganza tropical maldita?
¡Qué sé yo qué coño era todo eso!
SANDRA: ¡Qué horrible!
DAVID: Sí… El olor a carne humana quemada era terrible…
Sandra se pone el cigarro apagado entre los labios;
toma dos vasos cortos, les pone hielo y los acerca a David,
que sirve ron generosamente en ambos vasos.
DAVID: Este país está súper jodido…
Se toma la mitad del trago y se sirve más ron.
SANDRA: Las mujeres no somos tan complicadas como dice la gente…
DAVID: ¿No?
David saca un encendedor de su bolsillo y le enciende el cigarrillo mirándola fijamente.
Sandra aspira del cigarrillo y expira el humo, negando con la cabeza.
DAVID: Uff…
Eso es justo lo que necesito esta noche…
Cero complicaciones.
David se acerca a Sandra, le da un beso en los labios, ella le da otro, y de pronto, ambos comienzan a besarse apasionadamente.
Al terminar el beso, pero sin separarse de la boca de David, Sandra le habla suavemente.
SANDRA: Me gusta como besas…
Pero tengo los labios destruidos por tu barba.
DAVID: ¿Solo por la mía?
SANDRA: Si. La barba de Leo ya no pincha.
David se separa de ella tocándose la barba.
DAVID: ¿Entonces solo vas a besar a Leo de ahora en adelante?
Sandra sonríe y se acerca a David.
SANDRA: Sí.
David la mira sorprendido y comienza a asentir la cabeza con ironía.
SANDRA: No… Claro que no.
Sandra le quita la botella y se sirve un trago. David la mira fijamente con una sonrisa en los labios. Sandra se acerca al rostro de David
SANDRA: Pero tenemos que besarnos suavecito… Ven…
David se acerca. Sandra le da dos besos suaves en los labios.
SANDRA: Así. ¿Ves? Despacito…
DAVID: ¿Cómo una
canción de reguetón?
Sandra sonríe.
SANDRA: No.
David la abraza.
DAVID: Ok. Entonces a ver si te entiendo. Así…
David se acerca y le da uno, dos, tres besos suaves en los labios.
DAVID: ¿Qué tal si ponemos algo de música?
¿y bailamos algo?, Suavecito como nuestros besos…
Sandra asiente sonriendo.
SANDRA: Señor… Nada me daría más placer en este momento.
David se separa de ella y se acerca a su celular y pone “Elephant Love Medley” de Ewan mcGregor y Nicole Kidman.
Se acerca a Sandra y le extiende una mano cantando la canción.
Love is a many splendored thing Love lifts us up where we belong All you need is love!
Ella le sonríe, le toma la mano y comienzan a bailar cantando e interpretando la canción.
Hasta que David se acerca a ella y la besa en los labios apasionadamente.
…
Leo conduce su auto en medio de una cola. Enciende el dial de la radio.
VOZ FEMENINA CON TONO DE BURLA: …Disociados.
¡Los tenemos locos!
¡¡¡Al presidente Maduro no lo saca nadie!!!
Cambia el dial.
VOZ MASCULINA LLENA DE EMOCIÓN: ¡Los vamos a tumbar!
¡Son un gobierno ilegítimo!
Leo se siente frustrado.
Ansioso.
Cambia el dial una vez más.
VOZ LOCUTOR: Tenemos información de que la marcha opositora fue bloqueada en Chacaíto y que se llevaron al menos a 20 personas detenidas…
LEO: ¡Verga hasta cuándo!
Leo, que avanzaba su carro en la dirección donde se sucede el conflicto, entiende que tiene que cambiar de ruta, a penas pueda, para no quedarse atrapado en una tranca infinita;
cambia el dial una vez más y comienza a escucharse “Sombras nada más” de Felipe Pírela.
Quisiera abrir lentamente mis venas
Mi sangre toda verterla a tus pies
Para poderte demostrar
Que más no puedo amar, y entonces morir después
Sin otra opción, gira su carro en U,
Y un peruano, moreno, de 35 años, que conduce un carro detrás de él, frena de manera repentina, sorprendido por su infracción.
PERUANO: ¿¡Coño’e madre tú crees que la calle es para tí solo!?
Leo golpea el volante y grita molesto fuera de sí.
LEO: ¡Come mierda! ¡Hijo de puta!
Dejando atrás al peruano, Leo y su carro toman una dirección completamente distinta.
…
En la ducha, Sandra y David se besan, acarician y se enjabonan el uno al otro, mientras hacen el amor.
El agua se escurre rauda por sus cuerpos desnudos.
…
A la mañana siguiente, ya en el periódico, Sandra buscó a Leo directo en su oficina.
Leo estaba sentado en un sofá ajustando unos artículos para su próxima publicación.
SANDRA: ¿Estás ocupado?
LEO: Más o menos.
¿Qué quieres?
SANDRA: Nada. Hablar un poco de lo de ayer…
SANDRA: Ahorita no estoy de humor Sandra,
todavía no termino de entender de manera racional que estoy buscando, en esta historia rara en la que estamos metidos los tres….
SANDRA: Bien, mientras lo dilucidas,
solo quiero que sepas que tú también me gustas.
Qué me caes muy bien.
Qué me gusta cómo me haces el amor.
Y que estos días entre los tres han sido de los mejores días de mi vida.
Leo deja lo que está haciendo.
Se para de la silla y besa a Sandra apasionadamente.
LEO: ¿Qué coño voy a hacer contigo Sandra?
Dime.
Sandra desabrocha el pantalón de Leo.
SANDRA: El amor.
Quiero que me hagas el amor.
Sandra lo echa en el sofá una vez más, toma su sexo erecto y se sienta sobre él,
excitada,
llenándose poco a poco de placer.
…
Teñido de rojo,
David fuma un cigarrillo y toma un trago directo de una botella de ron, mientras copia unas fotos en un laboratorio fotográfico improvisado en el baño.
Se escucha “Corazón Gris” de Dermis Tatú.
Pero es así, soy tu lombriz
Que excava y excava en tu corazón gris
Del papel en blanco, una a una, brotan las imágenes:
El cadáver de una adolescente y de una anciana de 75 años calcinada,
gente de una marcha chavista,
de una marcha opositora.
David saca las fotografías de los químicos y las cuelga, una a una, en un tendedero, para que se sequen.
Cuando escucha que tocan, de manera insistente, el timbre de su puerta.
David sale del cuarto, secándose las manos, camina a la sala y abre la puerta;
se sorprende al ver a Leo del otro lado de la reja.
DAVID: Hey. ¿Qué haces aquí?
LEO: ¿Tienes un momento?
DAVID: Sí, claro, Pasa.
Cuéntame.
Nervioso.
Conciliador.
LEO: ¿Podemos hablar?
David asiente.
DAVID: Sí, claro…
Leo trata de ser lo más honesto que puede.
LEO: Tú y yo hemos experimentado algunas cosas,
pero tú tienes que entender que esto del trío,
de tí y de mí,
todo esto es nuevo para mí,
porque yo nunca había estado con otro tipo…
DAVID: Ya tengo todo eso súper claro.
El que parecía no tenerlo claro eras tú.
¿Qué estas haciendo aquí?
LEO: Vine a decirte que lo estoy intentando,
que lo voy a seguir intentando.
Leo da unos pasos acercándose a David; mirándole fijamente.
Y le da un beso en los labios.
David se separa de él.
DAVID: ¿Qué haces Leo…?
Tú eres heterosexual.
Leo da un paso hacia David.
Leo agarra el rostro de David y lo besa una vez más.
LEO: Por una vez en la puta vida…
¿Puedes escucharme?
David asiente.
Leo lo besa una vez más.
David lo besa unos segundos, se separa de sus labios y le dice,
DAVID: No te entiendo Leo…
No entiendo nada de tí…
Leo le quita la camisa a David.
LEO: Shhh… Ya.
Lo vuelve a besar.
David le quita la camisa a Leo también.
…
Al amanecer Sandra se despertó en la cama y se dió cuenta de que tenía la cabeza de David y de Leo sobre su cuerpo.
Y sonrió sintiéndose plena.
Feliz.
David fue el siguiente en despertar.
DAVID: Deberías quitarte esa cruz…
¡Estás en pecado!
SANDRA: David, no empieces, que es muy temprano.
Leo despierta también.
LEO: ¿Por qué están despiertos? Aún no sale el sol…
David bromea con él y le aprieta una nalga.
DAVID: Miamor, ¡Qué sabroso estás en la mañanita!
Sonriendo sorprendido.
LEO: ¡Pendejo!
¡¡Suéltame las nalgas!!
David se ríe.
Leo se acerca a Sandra y a David y les da un beso a cada uno,
David se acerca a Sandra y la besa también.
Leo se levanta y entra al baño.
SANDRA: Qué rico es despertarse así con ustedes…
David le quita el pelo de la frente a Sandra.
DAVID: ¿Conmigo y mis otras personalidades?
Sandra se ríe.
SANDRA: No… Contigo y con Leo… Mis dos mejores amantes…
David sonríe.
DAVID: ¿Los mejores? Wow.
Eso sí es una sorpresa.
Sintiéndose orgulloso de sí mismo, David esbozó una sonrisa y le dio pequeños besos en los labios a Sandra,
uno,
dos,
tres.
Leo regresó desde el baño y se acercó a ellos, gateando sobre la cama.
Dándoles besos en las piernas, en el torso, en los hombros, en el cuello hasta llegar a sus labios.
Y comenzar un beso entre los tres.
De pronto Leo se separó del beso.
LEO: Hey, ya va. Ya va…
¿Y ustedes dos no piensan ir a trabajar hoy?
David lo mira sonriendo con ironía.
Sandra niega con la cabeza.
SANDRA: Yo no.
DAVID: ¿Para qué quieres ir a trabajar?
Este país no tiene ni compón, ni sentido…
LEO: No, yo no quiero ni ir, ni, no ir,
yo solo pregunto…
Sandra los abraza a los dos.
SANDRA: Nadie va a salir de aquí, ni hoy, ni mañana, ni pasado mañana…
No los voy a soltar a ninguno de los dos.
LEO: ¿Entonces quieres quedarte haciendo el amor todos los días?
¿Mmm? ¿Eso es lo que quieres?
Sandra asiente.
Leo comienza a quitarle la camisa a Sandra.
LEO: Estoy comenzando a creer que ustedes dos son unos adictos al sexo…
David se ríe.
DAVID: Yo seguro que si.
Me los quiero comer y comer y comer...
Leo se acerca a Sandra y la besa, David los besa a los dos.
SANDRA: Que nos boten a todos.
DAVID: ¡Si!
Los tres continúan besándose.
Infatuados,
dejándose llevar otra vez por el deseo,
extasiados en la piel de los unos y de los otros.
…
Temprano, a la mañana siguiente
Mientras el sol sale entre las montañas, tiñendo de naranja el horizonte.
El carro de Leo se desplazó por distintas calles y carreteras, hasta finalmente llegar a la autopista.
LOCUTOR 1: Y anoche en el barrio La Piedad pereció la familia Yánez completa,
Suenan cuatro notas de un xilófono.
Leo maneja con cara de cansado.
David está a su lado de copiloto.
LOCUTOR 1: Algunos vecinos dicen haber visto a Ramiro José Yánez, encender el rancho, ¡¡¡Con los hijos y su propia madre en el interior!!!
DAVID: Menos mal que no estoy en Caracas, si no seguramente me habría tocado ir a cubrir esa vaina…
LEO: Pero cada vez, hay menos malandros en la ciudad… ¿No?
David resopla.
DAVID: Pues sí… Como que prefirieron llevarse el emprendimiento para Colombia, Ecuador, Perú, Chile y los Estados Unidos…
Leo mira a David con una sonrisa dibujada en los labios.
Se escucha la cortina del noticiario.
LOCUTOR 2: Son las seis y veintidós minutos de la mañana…
LEO: Sandra ya estamos llegando al hotel.
Sandra, no se despierta,
está profundamente dormida en el asiento de atrás.
…
Leo camina por el pasillo mirando los números de las puertas.
Se acerca a la habitación 303.
LEO: ¡Ésta es!
Abre la puerta con una llave.
LEO: Espérense aquí.
Cargó las maletas y las metió a la habitación.
Sandra y David se miraron extrañados.
Leo salió de la habitación y repentinamente cargó a David a través del portal.
Sorprendido David rió a carcajadas.
DAVID: ¿¡Qué estás haciendo!?
Leo lleva a David hasta el cuarto y lo colocó en la cama cuidadosamente.
Leo se quedó mirando a David y sonrió.
LEO: Mi novio.
Le tocó el rostro con cariño.
David lo miró extrañado.
DAVID: ¿Estás borracho?
Leo negó con la cabeza y sonrió.
LEO: ¿Por qué te digo que eres mi novio o porque te cargo por el portal?
DAVID: Ambos…
Un heterosexual no hace esas cosas…
LEO: No deberías analizarme tanto…
A lo mejor ya ni soy heterosexual…
DAVID: Ah ¿Sí?
¿Por culpa mía?
Leo asiente con seriedad.
David sonríe.
Leo se voltea y descubre a Sandra dentro de la habitación.
LEO: ¿Y tú qué haces aquí dentro?
Si, ya te iba a buscar…
Leo se incorpora de la cama.
SANDRA: Yo soy una mujer empoderada;
capaz soy yo la que te carga a ti por el umbral de la puerta…
Leo la mira sorprendido.
LEO: Coño…
Entonces ¿quieres que me devuelva para la puerta?
Sandra sonríe, asiente con seriedad, y camina hasta la puerta, dispuesta a cargar a Leo.
Pero apenas Leo y Sandra salen de la habitación,
David sorprende a Sandra y la carga entre sus brazos.
DAVID: A usted yo la voy a cargar por el umbral le guste o no.
Sandra sonríe.
LEO: Y yo también.
Leo se ríe y también ayuda a cargarla;
y entre los dos la llevan a la cama.
SANDRA: No, no.
¡Machistas!
¡Sexistas!
La colocan cuidadosamente en la cama.
Y se acuestan a su lado.
Los dos la abrazan.
Se besan entre los tres.
SANDRA: Que bien saben los dos.
DAVID: Ustedes saben increíble.
LEO: Ustedes también.
Se besan otra vez.
DAVID: No quiero ponerme intenso,
pero creo que me estoy enamorando de los dos…
…Ya no puedo elaborar un solo pensamiento, sin que se me crucen por la mente…
SANDRA: Yo no quería ser la primera en decirlo,
por aquello de no caer en ningún estereotipo femenino,
pero ahora que lo mencionas, yo también creo que me estoy enamorando de ustedes…
Leo los mira a los dos intensamente.
Sintiéndose feliz.
LEO: Pero con todo esta buena conversa, buen sexo y buena vibra…
¿Cómo podría ser diferente?
Ustedes le tumban la empalizada a cualquiera.
SANDRA: ¿Eso significa que también estás enamorado de nosotros?
LEO: Sí…
Los tres se miran intensamente.
Se besan entre los tres.
David comienza a tocarlos;
a ponerse sexual.
LEO: Hey, hey…
No, no…
Mejor vámonos para los Cayos,
Hacemos el amor allá, al aire libre…
No entre estas cuatro paredes.
¿No? ¿Qué creen?
SANDRA: Suena perfecto.
Pero primero déjame ir al baño.
Sandra se levanta de la cama.
Leo se acomoda en los brazos de David.
David lo abraza.
DAVID: ¿Estás muy cansado?
Leo levanta su torso y mira de frente a David.
LEO: No muy…
Gracias por quedarte despierto y acompañarme en la carretera.
No me gusta manejar solo de madrugada…
David lo mira intensamente.
DAVID: Qué bueno que te nos cruzaste en el camino.
Le toca el cabello.
DAVID: Lo cambiaste todo.
Leo le sonríe.
LEO: Ustedes también lo cambiaron todo para mí.
Sandra sale del baño.
SANDRA: ¿Entonces?
¿Nos quedamos o nos vamos?
Leo y David se paran de la cama, abren la puerta y salen de la habitación.
…
El sol brilla en el cielo.
Un peñero avanza por el mar.
Sandra y Leo, van uno al lado del otro, sentados en la parte de atrás.
David en la parte de adelante.
Un pescador, con una camisa del movimiento político “Quinta República”, guía el peñero.
La pequeña embarcación se aproximó rápidamente a una pequeña playa solitaria.
Cerca de la orilla Sandra saltó al mar.
El agua le llegaba solo un poco más arriba de las rodillas.
Sandra se quitó el pareo, corriendo hacia la arena,
debajo solo tenía un bikini diminuto.
SANDRA: ¡¡¡Uuujjuuu!!!
David saltó a la playa. Agarró una cava del interior del peñero y caminó detrás de Sandra.
Mientras que Leo conversaba con el pescador.
LEO: ¿Nos puedes venir a buscar después del atardecer?
El pescador asintió y Leo también saltó del barco,
Entonces el peñero, se alejó por donde vino dejándolos solos en la pequeña playa.
Leo caminó tras de Sandra y David.
DAVID: ¡Brindemos!
David sacó una botella de la cava y sirvió ron generosamente en tres vasos plásticos.
LEO: ¡¡¡Yeah!!!
DAVID: ¡Qué todo fluya!
Los tres se tomaron el trago a fondo blanco y de pronto Leo los jaló a todos al mar.
Y como si fueran unos niños, todos corrieron al mar y se sumergieron entre las olas;
jugueteando,
besándose.
Bañados por olas de aguas cristalinas, que iban y venían,
Leo, Sandra y David hicieron el amor una vez más.
Desnudos, exhaustos, acostados unos al lado de los otros los tres dormitaron sobre la arena blanca.
Hasta que David preguntó,
DAVID: ¿Por qué no nos quedamos aquí para siempre?
Sobre el mar, el reflejo del sol se desdibujó en fragmentos luminosos.
…
La bola de luz giraba en el techo de la discoteca.
David, Sandra y Leo se movían al ritmo de “Bailando” de Gente de Zona en medio de la pista.
Una mujer rubia, de unos 35 años, los miró con curiosidad desde la barra.
Leo y Sandra están muy borrachos;
sus pasos de baile están descompasados y fuera de ritmo.
David en cambio,
Que, desde siempre, ha tenido mucha tolerancia al alcohol, todavía se mantenía lúcido, moviéndose con cierta precisión.
En un momento, Leo hizo girar a Sandra y de pronto ella perdió el equilibrio y cayó al suelo.
Torpemente, Leo intentó levantarla, pero ella resbaló y cayó al suelo una vez más.
Cuando Leo se acercó a intentar ayudarla una vez más, molesta, Sandra, le empujó irritada.
SANDRA: ¡Déjame! Coño.
¡Tú estás más borracho que yo!
David. Davisito; Ayúdame tú mi amor.
David se le acercó rápidamente y la ayudó a levantarse.
Leo se apartó de los dos sintiéndose rechazado y caminó hacia una mesa cercana.
DAVID: ¿Quieres un vaso de agua para que se te despeje un poco la cabeza?
SANDRA: ¡No! No.
Yo estoy perfecta.
DAVID: Estás súper borracha.
Molesta.
SANDRA: ¡Sí! ¿Y qué?
Estoy bien.
Ven bailemos.
DAVID: Bien. Bien. Relax.
Sandra abraza a David.
Le da un beso en los labios que poco a poco se vuelve apasionado.
SANDRA: Ay… David, David, David…
Le desordena la cabellera.
Leo se tomó un trago de su vaso y les vio a los dos abrazados y besándose en medio de la pista, en el reflejo de un espejo;
Lleno de celos, molestia y frustración;
impulsivo, por todo el alcohol, comenzó a golpear la mesa con ambas manos.
Los vasos y la botella cayeron al suelo quebrándose en pedazos y causando un fuerte estruendo en el lugar.
Sorprendido, David se apartó de Sandra en la pista y se acercó a Leo
DAVID: Hey… ¿Qué pasó?
Leo lo miró molesto.
Un mesero se acercó a los dos.
David le habló al mesero.
DAVID: Está borracho compadre…
Yo le pago sus vasos… ¡No se preocupe!
Ahora va a estar tranquilo.
¿Verdad?
Leo asintió.
El mesero lo miró con escepticismo, pero volvió por donde vino.
LEO: No me siento bien. David…
Creo que Sandra solo te quiere a ti…
Hace una pausa,
resopla.
LEO: Y no quiero tenerte celos,
pero te los tengo…
Hace una pausa, una vez más.
LEO: …Nada de esto no es sano David.
Es tóxico, es súper tóxico.
Tratando de conciliar;
De despejar todas sus dudas.
DAVID: No…
¿De qué hablas?
Eso no es así.
Los tres nos queremos…
No es fácil la ecuación, pero los tres nos queremos…
Leo se queda en silencio un segundo.
Reflexionando.
Mirando al vacío.
Una lágrima descendió por su rostro.
LEO: Tú te sientes igual, aunque no me lo digas...
Y ella también…
todos estamos en la cuerda floja,
a punto de caernos siempre…
David intenta convencerlo de lo contrario.
DAVID: Hey…
Todo está bien.
Te lo juro.
Solo estamos borrachos…
Vente, vamos a bailar…
Sandra se acercó a ellos.
SANDRA: ¿Qué está pasando?
LEO: Qué siempre es lo mismo,
qué siempre son ustedes dos y yo…
SANDRA: Ay Leo no te pongas intenso Leo por favor…
Nosotros vinimos para acá a divertirnos, no a pelearnos…
Leo se molesta un poco más, pero permanece en silencio.
DAVID: ¿Qué tal si nos vamos los tres para el cuarto y hablamos de esto allá?
Sandra y Leo asintieron;
Y los tres salieron del disco bar caminando lentamente a la habitación.
LEO: Dime algo Sandra, ¿Tú de verdad me quieres?
¿Yo te importo?
David abre la puerta y los tres entran al cuarto.
SANDRA: Si, Leo claro que te quiero.
Si no los quisiera a los dos no estuviera aquí con ustedes…
Leo se acerca a Sandra, indefenso, completamente enamorado de ella y la abraza.
LEO: Estoy enamorado de ti Sandra.
David mira a Leo decir aquello, sintiéndose algo inseguro,
y cerró la puerta tras de sí.
SANDRA: Lo se Leo, lo se.
Leo la besó.
Sandra le beso también y le tendió un brazo a David.
David se acercó a los dos y los abrazó.
Sandra se separó de los labios de Leo y besó a David.
David intentó besar a Leo, pero Leo solo estaba interesado en besar a Sandra.
David se separa de los dos extrañado.
Los miró besarse.
Sandra se separó de Leo y besó a David una vez más.
Leo besa el cuello de Sandra y luego la volvió a besarla en los labios.
David se separó de los dos una vez más y los miró besarse por unos segundos, resoplando celoso, frustrado, finalmente se decidió a decir,
DAVID: Leo, Leo, tú tienes razón, es verdad, esta relación no funciona.
Leo le mira extrañado.
LEO: ¿Qué pasa? ¡Pero si ahora estamos bien!
DAVID: ¿Bien?
¿Arrastrándonos y arrastrándonos por un poco de cariño?
Todos estamos jodidos en esta vaina.
Molesto.
LEO: ¿Qué es lo que quieres?
¿Qué terminemos?
DAVID: A lo mejor eso sería lo mejor…
Sandra se separa de ellos, y enciende un cigarrillo.
LEO: Pues listo.
Terminamos.
Recoge tus cosas y te vas al coño de tu madre.
Yo me quedo aquí con Sandra.
Sandra se apresura a decir.
SANDRA: No. Leo… No es así.
Si, David se va yo me voy con él…
Leo se ríe irracionalmente.
LEO: Yo si es verdad que soy bien pendejo…
¡Claro que te vas con él!
A él es al único que quieres…
Leo se aproxima a David con ganas de darle un golpe.
David se molesta al percibir aquello.
DAVID: ¿Me vas a pegar? Vamos,
¡Pégame!
Y de pronto,
frustrado,
con los ojos llenos de lágrimas,
Leo caminó al otro extremo de la habitación y frente a un espejo, golpeó su propio reflejo, con ambos puños.
El espejo se quebró en pedazos y cayó al suelo haciendo un gran estruendo.
Sandra se acercó a David.
SANDRA: No le hagas caso.
¿Quieres un trago? Yo voy por un trago.
David negó con la cabeza.
Sandra salió de la habitación y caminó tambaleándose por el largo pasillo del hotel.
En estado de shock,
David se quedó inmóvil mirando a Leo dar rienda a toda su ira;
volteando todos los muebles de la habitación,
la cama,
las mesas de noche;
como si todo se sucediese en cámara lenta;
hasta que de pronto,
reaccionó.
DAVID: Leo, para por favor.
¡Van a llamar a la policía!
Leo miró el desorden a su alrededor;
Y se apretó la cabeza llorando.
LEO: ¿La policía? ¡Me importa una mierda la policía!
En ese momento golpearon la puerta de la habitación con fuerza.
David caminó hacia allá y la abrió preocupado.
Justo al frente de la habitación, estaban parados el gerente del hotel, un hombre alto de color blanco y 55 años; y un vigilante moreno, fornido, de 26.
Leo se sentó en el suelo;
frustrado, abatido.
David salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí.
…
En la pista del disco bar, Sandra bailaba sola, moviendo la cabeza de un lado a otro, al ritmo de la música, bebiendo pequeños sorbos de su trago.
Decidida a permanecer alejada de cualquier tipo de conflicto que comprometiese su paz mental.
…
Frente a la habitación David discutió con el gerente y el vigilante.
Un hombre y una mujer, vecinos del cuarto 304, miraron la conversación con curiosidad.
DAVID: Mi amigo está borracho compañero…
GERENTE: Déjeme entrar a la habitación…
David abrió la puerta.
El suelo de la habitación estaba lleno de vidrios desperdigados y todos los muebles volteados,
Leo también estaba acostado en el suelo,
vomitado y con las manos bañadas en sangre.
El gerente miró la escena con aversión y le habló a David con desprecio.
GERENTE: ¿Ustedes son los mismos del disco bar?, ¿Verdad?
David miró al hombre avergonzado y asintió.
DAVID: Camarada, disculpe el desorden,
los problemas,
él, estaba fuera de sí, no sabía lo que hacía…
Yo voy a correr con los gastos…
Y le juro que ya no va a haber más problemas…
El gerente asiente.
GERENTE: Sí camarada. Sin ninguna duda usted va a correr con los gastos…
Espejos, un juego de muebles, jarras y vasos, y si no se me van del hotel en una hora;
voy a tener que llamar a la policía.
Por favor baje inmediatamente a pagar la cuenta.
David asintió cabizbajo.
El gerente y el vigilante salieron del lugar.
David caminó a donde estaba Leo y se sentó, en el suelo a su lado,
triste,
lleno de sentimientos encontrados.
…
Sandra caminó por el pasillo.
Se acercó a la puerta de la habitación y la abrió.
David se levantó rápidamente del suelo y se esforzó por no quebrarse delante de ella.
Sandra se acercó a él.
SANDRA: ¿David por qué no nos bañamos en la piscina?
…Y nos hacemos el amor allí mismo…
¿Ahh?
David la ignoró y comenzó a recoger sus cosas, a meterlas dentro de su bolso.
Una toalla en el baño, un par de zapatos.
Sandra lo miró sin comprender lo que le sucedía.
SANDRA: ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan distante?
Molesto.
DAVID: ¿Es en serio?
Sin entender lo que sucedía.
SANDRA: ¿Cómo?
DAVID: Nos botaron del hotel Sandra.
Tenemos que salir de aquí ya.
Recoge tus cosas y ayúdame a recoger las de Leo,
por favor…
Sandra asiente y, solo entonces, mira sorprendida, los destrozos de la habitación.
SANDRA: Este pendejo tuvo que cagarlo todo…
David la ignora.
DAVID: Yo voy a pagar la cuenta en la recepción.
SANDRA: ¿Qué?
DAVID: Ya vengo.
Con su tarjeta de crédito, David pagó la cuenta en la recepción.
El gerente lo trató con homofobia y desdén, en todo momento.
En la habitación Sandra intentó, de manera infructuosa, despertar a Leo.
David abrió la puerta de la habitación.
SANDRA: Leo, no se despierta…
DAVID: Tú lleva el equipaje y yo me encargo de Leo.
David se acercó a Leo, le limpio el vómito del rostro y lo levantó del suelo,
lo dobló sobre su hombro derecho y con esfuerzo, sosteniéndolo por un brazo y por una pierna, lo cargó y lo sacó de la habitación.
Sandra tomó los bolsos del equipaje y caminó delante de David hacia el estacionamiento.
…
David manejó el carro de Leo, de regreso a Caracas.
A su lado, en el asiento del copiloto, Sandra permanecía en un silencio tenso,
mientras que Leo, aun estaba desmayado en el asiento posterior;
A mitad de camino, de pronto Sandra preguntó.
SANDRA: ¿Y entonces?
¿Qué vamos a hacer?
David permaneció en silencio unos segundos, sopesando los pros y los contras de lo que pensaba desde que salieron del hotel,
DAVID: Sandra todo esto está muy mal…
Mirando el camino delante de él, hizo una pequeña pausa.
DAVID: Yo creo que lo mejor,
lo más sensato para todos,
es que terminemos con el trío…
Sin más Sandra comenzó a llorar y le argumentó a David en franco desacuerdo.
SANDRA: Pero yo te quiero David.
Más de lo que he querido a nadie en mi vida.
A David se le partía el corazón al ver a Sandra llorando
y sintiendo un nudo en la garganta pensó que iba a terminar llorando del mismo modo,
si ella no paraba de hacerlo.
DAVID: Yo también te quiero mucho Sandra…
Lo sabes.
¿Pero dime algo?
¿Te quedarías en una relación solo con Leo si él te lo pidiese?
Sandra le respondió de manera inmediata.
SANDRA: ¿Entonces solo estás enamorado de Leo?
DAVID: ¿Puedes por favor dejar de llorar?
Sandra se secó las lágrimas con la palma de la mano.
SANDRA: No.
David encendió un cigarrillo, tratando de calmarse.
Y reflexionó.
DAVID: Hace meses que no solo se trataba de nosotros dos,
si no de aceptar al tercero…
Sandra tomó la caja de cigarros, encendió uno y lo aspiró ávidamente,
mirando el camino.
SANDRA: ¿Entonces esto es lo que quieres?
David asintió.
SANDRA: Que raro va a ser ir trabajar en el periódico después de este fin de semana…
David miró a Leo por el espejo retrovisor.
DAVID: Si… Muy raro…
Las vallas de cerveza Polar,
de champú,
de los logros de la revolución bolivariana,
pasaron en barrido, alrededor del carro en movimiento.
Continuará…
(Basado en el guion “3” de Sergio Marcano)
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