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viernes, 20 de septiembre de 2024

Más Noches Solitarias. PARTE III

Por Sergio Marcano.

 

 

MANUEL / ARTURO – SÁBADO – 6 PM.

 

El Maverick blanco de Manuel avanza sobre el pavimento.

En el interior Manuel y Arturo, cantan y se mueven al ritmo de “Sock it to me” de The Joe Cuba Sextette.

 

Sock it me,

¡Hey, hey, hey!

 

Arturo le da un par de jalones a un porro.

 

ARTURO: Mi mamá me prestó unos reales…

Voy a invitar a Lucía a Morrocoy… 

 

Manuel le habla molesto. Tratando de hacerlo entrar en razón.

 

MANUEL: ¿De qué estas hablando? ¡Qué Morrocoy, ni que Morrocoy!

Esa tipa te mando para la mierda hace un año…

 

ARTURO: 9 meses.

 

MANUEL: ¡No te quiere ver ni en pintura!

¡Pana! No se puede ser tan pendejo.

 

 

El celular de Arturo comienza a sonar. Arturo mira el teléfono. En la pantalla se lee un número desconocido.

 

ARTURO: ¿Quién coño será…? 

 

Arturo le pasa el porro a Manuel y baja el sonido de la música.

 

ARTURO: ¿Aló?

 

Manuel aspira y contiene la respiración.  

 

CAROLINA (OFF): Arturo, es Carolina…

 

ARTURO: Caro ¿Cómo andas?

 

CAROLINA (OFF): Este es mi nuevo número.

Te estoy llamando para contarte un chisme buenísimo.

¡Lucía se casa el primero de marzo, vestida de blanco y por la iglesia!

 

Arturo se descompone.

Se esfuerza porque no se sienta su incomodidad en el tono de la voz.

 

ARTURO: Pero, ¡Qué bien! Mándale felicitaciones…

La mujer se ríe forzadamente.

 

CAROLINA (OFF): Si claro yo voy a su casa esta tarde…

Bueno solo te llame para eso.

Te mando un beso grandote.

 

Arturo corta la comunicación, sintiendo un fuerte dolor en el pecho.

En el entendimiento.

Manuel le pasa el porro.

Arturo le da un jalón. Otro. Otro.

Se esfuerza por contener sus ganas de quebrarse, de llorar, de gritar, de desaparecer, delante de Manuel.

Manuel nota el extraño silencio.

 

MANUEL: ¿Qué pasó pues?

 

 

Sentados en las butacas, Manuel y Arturo comen popcorn y sorben los pitillos de dos vasos de refresco.

Manuel está completamente metido en las imágenes que se proyectan frente a él.

Pero Arturo está desconsolado, infinitamente frustrado, intranquilo e incómodo en el asiento.

Sin poder aguantarlo más se lo comenta a Manuel.

 

ARTURO: Lucía se va a casar.

 

Sorprendido por lo que escucha Manuel deja de ver la película y mira a Arturo.

 

MANUEL: ¿Con el pajuo de Raúl?

                        

ARTURO: Si… Vestida de blanco y por la iglesia.

 

MANUEL: ¡No me jodas!

 

Una mujer en el asiento de atrás los manda a callar.

 

MUJER DE ATRÁS: Shhh.

 

Ambos se miran en silencio por un momento.

 

MANUEL: ¿Nos vamos de aquí?

 

Arturo asiente.

 

 

7.37 PM.

 

Manuel y Arturo entran a una tasca en Chacao en la que hay varios televisores sintonizando un juego de béisbol y en la que se escucha “Inglés y español” de Damiron y chapuseaux.

Caminan hasta el final del local y se sientan en una mesa.

Arturo está devastado.

Habla con la voz quebrada, tratando de mantener la compostura.

 

ARTURO: Yo le di todo a esa mujer…

Mi atención, mi amor, mi tiempo, la plata que tenía y la que no… Todo.

 

MANUEL: Ay mi pana…

Si solo con querer bastara…

 

Una MESERA, una mujer morena de 27 años, se acerca a la mesa.

 

MESERA: ¿Qué van a querer?

 

MANUEL: Tráenos dos Aniversarios en las Rocas por favor…

 

La mesera asiente y se va a buscar los rones.

Manuel enciende un cigarrillo.

Arturo insiste en el tema tratando de explicarse.

 

ARTURO: Yo todavía estoy enamorado de ella.

Todos los días me hace falta verla,

hablar con ella, olerla, abrazarla, besarla, cogerla.

Yo siempre pensé que ella era mi alma gemela…
Que íbamos a terminar juntos…

 

MANUEL: Arturo, mi brother…
Te escucho.
Entiendo lo que dices claramente. Te lo juro.

¡Tú sabes que es así!

Pero te toca pasar la página.

 

La mesera vuelve con los vasos cortos de los rones. Los coloca en la mesa.

 

MANUEL: ¡Gracias bella!

 

La mesera asiente y se va.

Arturo agarra su vaso y le da un trago.

 

ARTURO: Nojoda. ¡Tú a mi no me hables de pasar la página!

 

Arturo remeda a Manuel.

 

ARTURO: Me encontré a William, extraño a William, William, William…
Llevo meses y meses oyéndote hablar de ese paju’o.

 

MANUEL: Ya, ya, ya…. Es verdad.

Pero al menos yo ya no me estoy engañando…

Ni quiero invitarlo para Mérida, ni para la Gran Sabana, ni para ninguna parte, porque a diferencia tuya, yo sí estoy claro que ese Sr. No quiere nada conmigo.

Nada.

Y ¡No puedo hacer un coño!

Solo esforzarme por asumir y aceptar las cosas como son.

Manuel toma un trago de su ron.

 

ARTURO: Si… Buenísimo… Pero tú llegaste a esta conclusión después de dos años.

¡Dos años! ¡Más de 730 días! Lo mío no tiene un año…

 

MANUEL: Pues óyeme que vengo con información del futuro.

Si no te quieren, no te quieren.

Tienes; tenemos, que encontrar a otra alma gemela…

¡Porque esta gente es una causa perdida!

Y punto.

 

Toma un trago de su ron.

Arturo hace lo mismo.

 

ARTURO: Bien, bien… Será como tu dices…

Pero yo quiero hablar con Lucia una vez más.

 

Manuel lo mira de manera franca.

 

MANUEL: Mira…

 

Antes de que diga algo Arturo lo interrumpe.

 

ARTURO: Ya va…

Solo una vez más.

Le digo algunas cosas que le quiero decir y ya.

Si me dice que no, pues listo, ya no la vuelvo a buscar.

Que se case con Raúl y que sea feliz.

 

MANUEL: Bien.

Tú sabes lo que haces.

Y yo ya te dije lo que pienso hoy y mil veces antes en estos nueve meses…

 

ARTURO: Voy al baño.

 

Arturo se levanta de la mesa.

Manuel se queda mirando un televisor en el fondo del bar.

 

MANUEL: Mira, mira. Eso lo grabamos esta mañana.

 

Arturo se voltea a mirar.

En un avance del noticiero, Manuel habla en la pantalla de los televisores del local.

MANUEL (TELEVISOR): Bobby Pérez fue detenido esta madrugada en La Carlota cuando trataba de fugarse del país en su avioneta.

 

ARTURO: ¡Coño! Agarraron a esa rata…

 

MANUEL: ¡YES!

 

Manuel golpea con ambas palmas sobre la mesa.

 

MANUEL: ¡Finalmente la policía de este país hace algo bueno!

 

ARTURO: Me voy a mear…

 

Desde la barra una mujer atractiva, de cabellos hasta la cintura; reconoce a Manuel y le mira lascivamente saboreando su copa de vino tinto.

Manuel la mira, baja su cabeza y la ignora leyendo Twitter en su teléfono.

La avalancha de malas noticias, de dimes y diretes, del gobierno y de la oposición le hace tomarse el resto del trago a fondo blanco.

Piensa que le gustaría vivir en un país menos politizado.

 

 

En el baño Arturo se acerca al urinario y comienza a orinar.

Un hombre blanco, con bigotes y 30 años se le para al lado y descaradamente comienza a mirarle el miembro.

Arturo lo mira indignado.

 

ARTURO: Nojoda. ¡No se puede ni mear en esta vaina!

 

Arturo se sube el cierre y sale del baño molesto.

Se sienta en la mesa y se toma un trago de cerveza.

 

ARTURO: Deberías ir al baño, a lo mejor encuentras quien te de una mamada…

 

Manuel apaga el cigarro y lo mira.

 

MANUEL: Y tú deberías ir a la barra para ver si te dan un revolcón…

 

Manuel le hace una seña con la cabeza a Arturo.

Arturo voltea rápidamente.

 

MANUEL: ¡Voltea con discreción coño de tu madre!

 

ARTURO: ¡Verga! Un mujerón.

 

El hombre sale del baño y se queda mirando a Arturo. 

 

MANUEL: Ya vi lo tuyo… Tampoco está tan mal.

 

ARTURO: ¡Nojoda! Te lo regalo.

 

MANUEL: A lo mejor tú te deberías meter a gay y yo a heterosexual…


Arturo niega con la cabeza.

 

ARTURO: No. No. No funcionaría para mí…

Las mujeres son más complicadas, más impredecibles…

Ufff… ¡Me vuelven loco!

 

MANUEL: Es verdad, los hombres normalmente somos más llanos…

 

Manuel sonríe.

 

MANUEL: Yo tampoco podría ser heterosexual…

Manuel pide otra ronda a la mesera, que sirve una mesa cercana en ese momento.

 

 

VICTORIA – 9:18 PM

 

En un pasillo a la salida de su oficina, extenuada por el largo día de trabajo, Victoria espera el ascensor mirando unas fotos de su prima con el bb recién nacido.

 

De pronto el ascensor llega y abre sus puertas;

y Victoria descubre con sorpresa a Mario escribiendo en el teclado de su teléfono dentro del ascensor.
Con el corazón golpeando fuerte en su pecho,

Victoria dice buenas noches y da unos pasos al interior.

Mario le contesta sin siquiera levantar la cabeza del teléfono.

Las puertas del ascensor se cierran detrás de ella.

 

El olor del perfume de Mario impregna todo el ascensor y la hipnotiza, la intoxica.

Nerviosa, embelesada, Victoria mira a Mario,

sus labios, su perfil, su pelo.

Mario sonríe leyendo el chat de su teléfono.

 

VICTORIA (OFF): Diox… ¿Por qué tiene que ser tan bello?

 

Los números del ascensor descienden uno a uno 6, 5, 4, 3.

Victoria piensa en que le gustaría comenzar una conversación, decirle alguna cosa.

 

VICTORIA (OFF): ¿Pero qué? ¿Decirle qué?

 

No se le ocurre nada.

 

Las puertas del ascensor se abren.

Mario sale del ascensor sin levantar la cabeza de su teléfono.

Y Victoria se queda sola mirándole alejarse.

Las puertas del ascensor vuelven a cerrarse y Victoria continúa descendiendo.

 

 

MANUEL / ARTURO – 11:35 PM

 

Completamente borrachos,

Manuel y Arturo bailan y cantan “Ultra Funk” de Los Amigos Invisibles en puntos equidistantes de la sala del apartamento de Manuel.

 

“Deja que te lleve a donde no se llega tarde nunca. Ah-ah-ah”

 

Se pasan una botella de ron entre ellos.

Tambaleándose, Manuel camina al baño y orina.

Cuando regresa a la sala, Arturo está llamando por teléfono.

Preocupado.

 

MANUEL: ¿A quién estás llamando?

 

ARTURO: Voy a llamar a Lucia. Le voy a decir una vaina.

 

MANUEL: No, no, ¡Qué vaina, ni que vaina!

 

Manuel se abalanza sobre él, le quita el teléfono de las manos y corta la comunicación.

 

MANUEL: Deja a esa mujer tranquila. ¡Coño!

 

ARTURO: Dame acá. No seas güevón.

 

Forcejean un poco.

 

MANUEL: ¡Se va a casar con otro tipo! ¿Qué es lo que no estás entendiendo?

 

Arturo desiste.

Manuel apaga el teléfono.

 

MANUEL: Si la quieres llamar, la llamas.

Pero mañana, cuando estés sobrio…

 

Arturo mira a Manuel molesto.

 

MANUEL: ¿Quieres un pase?

 

Escuchar aquello le anima un poco.

 

ARTURO: ¿Tienes?

 

Manuel asiente.

 

MANUEL: Vamos a meternos unos pases para no pensar en nada, de nada, de nada.

 

ARTURO: ¡Buenísimo! Eso es lo que yo necesito.

No pensar en nada.

 

Manuel va a su cuarto, regresa con una pequeña bolsa y en la mesa sirve cuatro líneas generosas.

Arturo se acerca a la mesa.

Manuel enrolla un billete que saca de su bolsillo y se lo pasa a Arturo.

 

Arturo se inclina sobre la mesa y se mete los dos pases con avidez.

 

ARTURO: ¡Coño esto está bien bueno! ¡Picoso!

 

Se aprieta la nariz con el índice y el pulgar.

 

MANUEL: Dame acá.

 

Manuel le quita el billete a Arturo y con parsimonia se mete un pase y luego el otro.

 

MANUEL: Uff, si… Nada mal…

 

Manuel le pide la botella a Arturo y se toma un trago.

MANUEL: Hablando en serio Arturo…

 

Arturo lo mira.

 

MANUEL: Tenemos que buscar otra gente…

Alguien que nos elija a nosotros, que nos quiera querer…

A pesar del desastre que somos…

Sobre todo tú.

 

ARTURO: ¡Cabrón!

 

Manuel pone “No hay futuro” de La Casa Azul.

Y hace unos pasos de baile cantando dramáticamente en un exagerado español castizo:

 

Me vas a permitir… ¡Qué salvaguarde mi felicidad!

Qué siga mi camino… No pido mucho más…

 

Arturo toma la botella y se toma un trago, dos.

Suspira imaginando su mujer ideal.
Sonríe.

 

ARTURO: Yo quiero una jevita flaquita a la que le guste coger mañana, tarde y noche.

 

Hace movimientos sexuales de penetración e imita unos gemidos femeninos.

 

ARTURO: ¡Ah, Ah, Ah!

En donde sea… En cualquier playa, en la montaña, en el campo…

 

MANUEL: Ninguna mujer es así. Estás hablando de un hombre…

Arturo se ríe.

 

ARTURO: A las mujeres también les gusta coger.

 

MANUEL: No así. No tan mecánico.

Estás describiendo más bien a un gay.

 

ARTURO: ¿¡Entonces por qué tu no estas ahí afuera cogiendo!?

Revolcándote con un carajo en este mismo momento...

Manuel le quita la botella a Arturo de las manos y se toma un trago.

 

MANUEL: Porque yo no solo quiero echar un polvo.

Un polvo no le quita a nadie la soledad.

Yo quiero compartir, conocer, hablar, hablar más…

Una amistad que poco a poco se vuelva más compleja, íntima, afectiva, amorosa.

No solo un intercambio de fluidos…
Eso lo tiene cualquiera.

 

ARTURO: Ah vaina, Pero, ¿Qué tiene de malo echar un polvo?

El sexo por el sexo, tampoco es que sea malo… Horrible…

¡No! ¡Nada que ver!

El sexo te relaja, te despeja la mente, te quita el estrés…

Uff…

Yo si quiero tirar y tirar y tirar…

 

MANUEL: Es paja.

Tu no solo quieres a Lucia para tirar.

No es solo cuca o culo lo que quieres de ella.
Tú también quieres que te quiera.

Qué no tire con otros.

¿Qué se case contigo?

¿Qué tenga tus hijos?

¿Qué coño sé yo, qué es lo que tú quieres en esa cabecita loca?

 

Arturo, que sabe que Manuel tiene la razón, le quita la botella y se toma un trago largo de ella.

 

ARTURO: Estoy jodido…

No se como sacarme a esa mujer de la cabeza.

 

MANUEL: Ay brother…

 

Manuel sonríe.

Chasquea los dedos.

 

MANUEL: ¡Vamos a llamar a la artillería!


Arturo lo mira extrañado.

Manuel saca de nuevo la pequeña bolsa de su bolsillo y sirve una línea sobre la mesa.

 

MANUEL: En serio brother tienes que buscarte otra jeva.
Besar otra boca, dar y recibir otras caricias, tener otras conversaciones…

Hacer vainas que no hacías con Lucía…

 

Arturo lo mira, más interesado en lo que hace, que en lo que dice.

Manuel saca un cigarrillo, lo lame por un lado y lo coloca sobre la línea de coca.

El polvo se queda pegado al cigarrillo.

 

MANUEL: Meterte en una historia completamente diferente.

Cambiar la química del cerebro.

 

Manuel busca el encendedor en su bolsillo.

Enciende el cigarrillo y lo aspira con fruición.
Mantiene el humo en sus pulmones por unos segundos.

Y comienza a expirar poco a poco.

 

MANUEL: Alguien que te de reset.  

Un clavo que te saque el otro clavo.

 

Arturo se acerca a Manuel y le quita el cigarro delicadamente de las manos.

 

ARTURO: Pasa para acá, papá…

 

Y también aspira el cigarrillo, que de manera instantánea, le da una sacudida a su entendimiento.

Manuel toma la botella y se toma un trago.

 

MANUEL: Yo me he estado cuestionando mucho cuánto del William del que me enamoré, existe realmente.

Cada vez se me cruza un recuerdo de algún momento que vivimos juntos, y repaso sus actitudes, lo que decía, sus silencios…

 

Arturo aspira del cigarro una vez más.

 

MANUEL: Yo creo que nunca lo conocí,

qué ese Sr. es un completo desconocido…

 

Arturo le pasa el cigarro a Manuel.

Manuel le entrega la botella y Arturo se toma un trago reflexionando.

 

ARTURO: El amor es como una montaña rusa…

 

Pone la botella en la mesa y hace un gesto con las manos.

 

ARTURO: ¡Qué te agarra por la cabeza y por las bolas!

 

Sube las manos hacia el techo, da una vuelta.

 

ARTURO: Y te sube, te sube y si tienes mala suerte en el amor como nosotros…

 

Lleva las manos hacia el suelo con rapidez.

 

ARTURO: ¡Bam! Te manda pa’l coño de tu madre. Te jode.

 

Manuel le pasa el cigarrillo de nuevo a Arturo y este le da un jalón.

 

MANUEL: En mi próxima relación yo quiero ser el que quiera menos,

él que se deje querer…

¡Estoy harto de estar a la intemperie!
A merced del calor, del frío…

 

Arturo mira a Manuel esforzándose por mantener el humo en sus pulmones.

Manuel se toma un trago de ron y cambia el tono, se lamenta.

 

MANUEL: Pero igual no conozco a nadie…

Y todos los hombres que me gustan o son heterosexuales, o están en el closet, o son chavistas, o tienen algún desorden mental, o yo no les gusto, o, o...
De verdad… ¡Qué mal karma! No hay manera en esta ciudad…

 

Manuel se acerca a Arturo y le quita el cigarro de las manos una vez más.

 

ARTURO: Oye, yo tengo una idea.
A ver qué te parece…

 

Manuel le da otro jalón al cigarrillo.

 

MANUEL: ¿Aja…?

 

ARTURO: Yo conozco a unos cuantos gays y yo sé que tú conoces a un montón de jevas…

¿Qué tal si yo te consigo un tipo que esté bien chévere y tú me consigues una jeva que este bien buena y salimos los 4?

 

MANUEL: ¿Qué gays conoces tú? Tú no conoces a nadie…

 

ARTURO: Conozco a burda de tipos. ¿O acaso tú crees que eres mi único pana?

 

MANUEL: Coño Arturo, a mí esto me suena a barranco…

 

ARTURO: Tú no te preocupes…

Que el día de los enamorados te lo voy a resolver…

Manuel suspira.

 

MANUEL: No se… Esto no es una buena idea…

 

ARTURO: Ah verga… Confía en mí…

 

MANUEL: Coño… ¡Tú si inventas mariqueras!

Déjame ver a que incauta de la oficina convenzo para que se meta en está historia…

 

ARTURO: Ah no, pero así no.

¡No me matees la vaina!

Consígueme una buena jeva.

Una jeva que tú crees que pueda estar conmigo…

 

Manuel lo mira con cara de circunstancia.

 

 

VICTORIA – 6:42 AM

 

Victoria sale de un ascensor absorta en sus pensamientos.

Camina a la puerta de cristal del edificio. Saca sus llaves de la cartera.

A través del grueso vidrio transparente vemos a César, vestido con unos boxer, una camiseta del PSUV y unas cholas gastadas, aproximarse a la misma puerta por la que sale Victoria.

Victoria se sobresalta al verlo.

Paralizada por el miedo le sostiene la puerta.

 

CÉSAR: Victoria, miamor. ¿Cómo estás? Tanto tiempo…

 

Victoria se siente intimidada. No dice nada. César se le acerca. 

 

CÉSAR: ¿Que andas haciendo? ¿Ya vas para el trabajo? ¿Tan tempranito?

 

Victoria no dice nada.

César se le acerca aun más. Le pasa una mano por el rostro.

 

CÉSAR: ¿Por qué tan calladita? ¿No te provoca darte unos besitos? ¿Ahh?

 

Lleno de deseo, César toca su sexo con la mano derecha.

Muy nerviosa.

 

VICTORIA: No. No. No.

 

CÉSAR: Pero ¿Cuál es el miedo? ¿La desconfianza? ¿Tú como que sigues siendo virgencita?

 

Victoria no le responde.

Suelta la puerta, sale del edificio y camina apresuradamente alejándose del lugar;

completamente arrepentida por haber creído alguna vez que ella y él podrían haber llegado a alguna cosa.

 

 

MANUEL / ARTURO – 07:00 AM.

 

Manuel amanece dormido en su cama y Arturo en el suelo, en un sleeping bag.

Enratonado, Manuel se levanta, camina al baño, se desnuda y se mete bajo la ducha.

 

Cuando regresa a la habitación Arturo continúa dormido.

Manuel abre una cortina y la luz ilumina el lugar.

 

MANUEL: Hey, ya párate que me tengo que ir al canal.

 

ARTURO: ¿¿Qué??

 

MANUEL: Que me tengo que ir al canal.

¿Te quedas aquí? ¿O sales conmigo?

Arturo se sienta en el sleeping bag.

ARTURO: ¿Me puedes llevar a la casa?

 

Manuel asiente.

 

MANUEL: Dale, sí, pero muévete, qué lo que no puedo es llegar tarde a la pauta…

 

 

En planta baja Manuel y Arturo salen del ascensor.

Manuel está bien arreglado.

Arturo lleva la cara y el pelo mojado, luce trasnochado.

En el hall del edificio un ALBAÑIL borra un grafiti de la pared al lado del conserje.

MANUEL: Buen día.

 

CONSERJE: Buenos días…


El CONSERJE, un hombre de unos 48 años, mira a Manuel y a Arturo con cara de desaprobación.

Cuando están lo suficientemente lejos comenta.

CONSERJE: Estos maricones…
 

ALBAÑIL: ¿En serio? ¿Maricones? ¿El del noticiero también?

El conserje asiente.

CONSERJE: En grande.

El albañil niega con desaprobación al lado del conserje.

 

 

Manuel y Arturo se acercan al carro.

Manuel le habla a Arturo con tono de reclamo.

 

MANUEL: Pana, si sales con la cara mojada de mi casa van a pensar que somos pareja.

 

ARTURO: Ya quisieras tú tener la suerte de estar con alguien tan solicitado como yo.


Manuel suelta una carcajada.

 

MANUEL: ¡Nojoda! ¡Lo que quisiera es que cuando salgas de mi casa no tuvieras esa cara de haber llevado más güevo que sartén de lunchería!

 

ARTURO: Pana… ¡A nadie le importas!

Deja la paranoia que ya el perico se te acabó.

 

Los dos suben al carro y salen del estacionamiento.

 

 

TRES DÍAS DESPUÉS – ARTURO – 1 PM.

 

Arturo está sentado bajo el sol en un café al aire libre.

No hay meseros a su alrededor.

 

ARTURO (OFF): ¿Será que yo no le gusto a ninguna mujer?

 

Absorto en sus pensamientos Arturo comienza a rememorar distintos momentos.

 

Una mañana en una cantina del Parque del Este, cuando se paró al lado de una mujer deportista y le sonrió y la mujer deportista lo miró con indiferencia y se fue del local.

 

Una noche en un bar en La Candelaria en la que Arturo le hablaba animadamente a una chica bella, parada a su lado, en la barra, hasta que un hombre nada agraciado llegó a su lado, le dió un beso apasionado en los labios y se la llevó del bar.

 

Arturo se preocupa por unos segundos, pero de pronto cambia su actitud por una más positiva.

 

ARTURO (OFF): No, no, no… Yo si le gusto a las mujeres.

 

Entonces recuerda que, en una fiesta de fin de año, Arturo brindó con LAURITA, una mujer bastante simpática, pequeña y llena de pecas en la cara.

 

ARTURO (OFF): Yo me pude haber comido a Laurita en la fiesta del 31…

Laurita le sonríe a Arturo.

ARTURO (OFF): ¿Y a la gordita del jueves en el autobús? Seguro que a esa le decía cualquier güevonada y caía…

 

Una MUJER GORDA se sienta al lado de Arturo y le sonríe.

ARTURO (OFF): O la vieja de la semana pasada en el mercado…

¡Nojoda esa sí era mango bajito!

 

Arturo escoge papas en un supermercado. Una SEÑORA DELGADA de 61 años se acerca a Arturo y le pica el ojo.

 

Amargado Arturo se acomoda en la silla. Mira al mesero en el fondo del café limpiando una mesa.

ARTURO (OFF): Seguro que todas ellas están Cogiendo en este mismo momento. Como el resto del mundo, menos yo, por andar de limpio y de güevón…

 

Y se imagina a RAÚL (el futuro esposo de Lucia) un hombre negro de 35 años, de contextura atlética haciendo el amor acompasadamente con Laurita.

 

A la mujer gorda del autobús gimiendo de placer mientras Raúl le hace sexo oral.

 

Y a la Sra. de 61 años del supermercado y a Raúl llegando al orgasmo al mismo tiempo.

 

Frustrado, molesto, tratando de no pensar en nada de eso, Arturo le hace unas señas al mesero que sale en ese mismo momento del local.

 

ARTURO: Brother. ¿Me traes una birra por favor?

 

El mesero le hace un gesto afirmativo.

MESERO: Enseguida.

 

 

MANUEL – 6.45 PM

 

Desde el interior del jeep de Telenoticias en movimiento,

Manuel se mete en Grindr y revisa su buzón de mensajes que está lleno de fotos de guevos y de culos de completos desconocidos que están dispuestos a tener sexo con él.

Pero Manuel prefirió entra al perfil de FÉLIX-HETEROFLEXIBLE un hombre moreno de 50 años.

Muy bien conservado, que no se mostraba desnudo y que se describía así mismo como alguien masculino, honesto y recién divorciado.

Pensando que sonaba interesante Mario le escribió y cuadró con él encontrarse esa misma noche.

 

Mirando sobre el teléfono, en una esquina de la AV. Baralt, Manuel vio a un grupo de gente acumulándose rápidamente alrededor de un suceso.

MANUEL: Párate aquí. Vamos a ver qué es eso.

El productor, que maneja el jeep, frena de repente.

Manuel y el camarógrafo se bajan del vehículo.

La cámara de Telenoticias sigue a Manuel que se abre paso entre la gente. Hasta llegar a un perrocalentero en el centro todos.

MANUEL: Cuéntenos ¿Qué fue lo que pasó?

El PERROCALENTERO es un hombre moreno, de 39 años, colombiano. Extrovertido y elocuente.

PERROCALENTERO: Esos policías que estaban borrachos y querían comer gratis…

Y se comieron como 15 perros cada uno y 20 malticas entre todos…

Y me querían pagar la mitad porque y que les puse mostaza…

Y yo le dije que eso no podía ser… y entonces esos desgraciaos policías nos cayeron a tiros…

Y entonces llegaron unos representantes de la guardia nacional y empezó la plomamentazón.

El camarógrafo filma el carro de perrocalientes y todos los agujeros de bala en su costado.

Manuel entrevista a un joven GUARDIA NACIONAL herido de bala, sentado en la camilla de una ambulancia.

GUARDIA NACIONAL: Yo vi a esos policías apuntando al ciudadano perrocalentero, le dimos

la voz de alto y ahí mismo empezaron a abrir fuego contra nosotros.

¡Nosotros solo defendíamos al ciudadano perrocalentero!

 

 

9.30 PM

 

En la sala de edición.

Manuel y un editor hacen ajustes al material.

 

SEÑORA CLASE MEDIA (MONITOR): ¿Cómo se van a caer a tiros porque a uno de los policías no le gustaba la mostaza…? ¡Eso no son policías nada! Son unos malandros.

Manuel habla frente a cámara.

MANUEL (MONITOR): Todavía no han identificado a qué fuerza policial pertenecen los oficiales de la policía responsables de iniciar el tiroteo en plena Avenida Baralt por no cancelarle la cuenta a un perrocalentero. Lo que sí está confirmado para este momento, es el saldo de 7 heridos, dos de ellos de gravedad… 

 

MANUEL: bien. Estamos listos aquí.

Lleva tu eso al master que tengo que ir a resolver una vaina.

 

EDITOR: Dale, dale. Hablamos.

 

 

10.11 PM

 

A la expectativa de conocer a alguien con quien pasar un buen momento o ¿Quién sabe? Quizás algo más complejo, Manuel entró en un bar de La Candelaria.

A pesar de que venía de un largo día de trabajo, lucía elegante, se había lavado el rostro, arreglado el pelo e incluso se había puesto perfume y una chaqueta de vestir.

En la barra, se sentó en un taburete de madera y cuero y pidió una cerveza.

 

 

10.58 PM

 

Al terminarse la tercera cerveza, Félix el HETEROFLEXIBLE ya no contestaba los mensajes de Manuel.

El chat de Grindr estaba mudo.

Solo le escribía Arturo, insistentemente, recordándole “la cita” de San Valentin.

Sintiéndose humillado, frustrado;

asumiendo que aquello era claramente un embarque, Manuel decidió pagar la cuenta y salir del lugar;

por una calle solitaria,

caminando lentamente a buscar su carro en el estacionamiento,

decepcionado,

Manuel pensó que Grindr, con suerte, era un sitio para echar un polvo, nada más;

pretender otra cosa de esa aplicación, tener expectativas de algo distinto, de algo especial, era seguramente un despropósito.

Encendió un cigarrillo y lo fumó, bocanada tras bocanada, tratando de relajarse.

 

 

14 DE FEBRERO

VICTORIA – 3 PM.

 

Victoria camina por los pasillos de un centro comercial, dirigiéndose a una sala de cine.

En su camino mira infinidad de afiches, vallas, con parejas de todas las edades abrazadas, besándose, casándose, embarazados; globos de corazones, peluches y pequeños ángeles alados en todos y cada uno de los establecimientos; que celebran en conjunto “El mes del amor”.

 

Toda esta parafernalia publicitaria hace sentir a Victoria excluida y solitaria.

 

Nota que camina detrás de una pareja de veinteañeros agarrados de las manos y Victoria aprovecha para mirar al joven en detalle.

Cómo habla. Cómo es su pelo. El movimiento de sus manos. Los muslos de sus piernas, sus nalgas. 

En el piso del cine los veinteañeros terminan de comprar sus entradas y Victoria se acerca a la taquilla.

VICTORIA: Deme una entrada por favor.

 

TAQUILLERA: Son cuarenta bolívares.

 

VICTORIA: ¿Cuánto cuesta la entrada?

 

TAQUILLERA: Veinte.

 

Victoria hace énfasis en sus palabras.

 

VICTORIA: ¡Una entrada!

 

La taquillera mira detrás de Victoria. Lo duda y le pregunta.

 

TAQUILLERA: ¿Me dijo una entrada?

           

Victoria asiente molesta, pensando que fue una mala idea salir justamente este día.

 

 

En la sala, Victoria mira a su alrededor y camina a sentarse a un lado de donde están sentados los veinteañeros.

La pareja no nota su existencia.

De pronto, al apagarse las luces, los veinteañeros comienzan a besarse y a meterse mano.

 

Victoria los mira de reojo; llena de envidia y frustración.

 

 

7 PM.

 

En un autobús de regreso a su casa, Victoria pensó que era una mujer triste.

Una carcasa vacía, con una vida irrelevante, sin ningún propósito, ni sentido.

 

Que estaba muerta en vida.

 

Y sin contención alguna, comenzó a llorar.

Y lloró todo el camino de regreso a su casa.

 

 

MANUEL / ARTURO – 10.00 PM.

Manuel está sentado en una mesa junto a RAQUEL, una chica de 28 años, blanca, delgada y de senos prominentes;

ambos beben unos tragos de ron en un bar de paredes de madera.

RAQUEL: ¿Y ese Arturo quién es? ¿También es del medio? ¿Seguro que yo no lo conozco?

 

MANUEL: No lo conoces, si no, te acordarías de él.

 

RAQUEL: ¿En serio? Ay, suena bien y todo.

MANUEL: Mira ahí llegó el hombre.

Arturo llega al bar acompañado de ANDRÉS ELOY, un hombre grande, fornido, moreno, de unos 30 años, vestido con una camiseta de nike pegada al torso y un jean negro tubito.

Raquel se queda mirando a Andrés Eloy.

 

RAQUEL: ¡Ay Manuel, pero tú no me dijiste que Arturo estaba tan bueno!

 

Manuel la mira extrañado y vuelve a mirar hacia la puerta.

Arturo y Andrés Eloy llegan a la mesa.

Raquel extiende la mano a Andrés Eloy sonriendo.

RAQUEL: Encantada.

MANUEL: No, no, no… Él es Arturo.

 

Manuel le mueve el brazo a la dirección de Arturo.

Arturo mira directamente las tetas de Raquel.

 

ARTURO: Mucho gusto, Arturo González.

 

RAQUEL: Hola…

Raquel lo mira con cara de decepción.

ARTURO: Te traje este regalito.

Raquel se sorprende y Arturo le entrega una pequeña bolsa de papel.

RAQUEL: Ay, gracias. Pero qué detallista…

 

Raquel saca un envoltorio del interior, lo abre y encuentra una prenda roja, con curiosidad la extiende y descubre que es una pantaleta tipo hilo dental de caramelo.

ARTURO: Eso se come ¿sabes?…

Arturo mira a Raquel lleno de deseo.

Raquel se incomoda y guarda la pantaleta en la bolsa.

RAQUEL: Ay, ay, gracias…

 

ARTURO: Manuel, él es Andrés Eloy.

 

Manuel y Andrés Eloy se miran y se estrechan las manos.

Andrés Eloy le sonríe a Manuel ampliamente.

 

ANDRÉS ELOY: Me encanta verte en el noticiero, contigo las peores noticias se ponen buenas.

 

Manuel sonríe complacido.

MANUEL: Siéntense. ¿Qué quieren beber?

Arturo y Andrés Eloy se sientan en la mesa y miran la carta. El mesero se acerca a ellos.

MESERO: ¿Desean ordenar?

 

RAQUEL: Ay, a mí me gustaría que tomáramos algo espumante…

 

Arturo se apresura en decir seductoramente y una vez más le habla a Raquel mirándola a la cara y a los senos.

ARTURO: Si, buenísimo. Todo lo que tu quieras mami…

Incómoda, Raquel se cierra un botón de la camisa.

MANUEL: Por favor, tráiganos una botella de champaña semi seca.

El mesero anota la orden.

ANDRÉS ELOY: Mejor que sean dos. Porque somos cuatro y eso se acaba rapidito.

Y tráenos también unos pinchos de lomito.

 

RAQUEL: Ay, y yo quiero unos camarones al ajillo.

 

ARTURO: Y para mí unos tequeños.

 

Manuel se toma el resto del ron que tiene en la mesa a fondo blanco.

El mesero se retira.

Andrés Eloy mueve su silla más cerca de Manuel y le comienza a acariciar la espalda.

Manuel se incomoda.

ANDRÉS ELOY: ¿Entonces? ¿Dos años y seis meses?

 

Manuel se sorprende y le da una patada a Arturo por debajo de la mesa.

Arturo la recibe con un gesto de dolor y mira a Manuel.

ARTURO: ¿¡Qué!?

Con los labios Manuel le menta la madre a Arturo.

RAQUEL: ¿Dos años y seis meses de qué?

Andrés Eloy se ríe.

ANDRÉS ELOY: ¡Manuel tiene dos años y seis meses sin echar un polvo!

 Raquel se sorprende.

RAQUEL: ¡Nooo! ¿En serio Manuel? No lo puedo creer…

Yo desde que perdí la virginidad lo máximo que he pasado sin sexo son 48 horas…

 

ANDRÉS ELOY: Y yo una semana… ¡Y eso porque tenia dengue!

 

ARTURO: Manuel es como una lechosa, por donde lo puyas echa leche…

Raquel pone cara de asco y se ríe.

Andrés Eloy y Arturo se ríen.

Manuel los mira a todos molesto.

 

 

10.42 PM.

 

De mal humor en la entrada del bar Manuel se fuma un cigarrillo.

Aquella cita doble era un completo desastre.
Raquel sale del bar y se acerca a Manuel.

RAQUEL: Ay mi amor, regálame un cigarrito.

Manuel le pasa un cigarrillo y se lo enciende.

 

RAQUEL: Oye vale, ese amigo tuyo es muy pasado.

¿Cómo se le ocurre regalarme un hilo dental de caramelo?

¿Quién cree que soy yo? ¿Diosa Canales?

Y ni siquiera me ve a la cara… ¡Solo me ve las tetas!

 

MANUEL: Yo se, yo se, tienes que disculparme…

No sé en qué estaba pensando cuando se me ocurrió juntarte con él…

Raquel lo interrumpe. Le habla con un tono de voz seductor mientras expira el humo del cigarrillo.

RAQUEL: ¿Oye y a ti yo no te gusto ni un poquito?

Porque si quieres nos vamos ya mismo de aquí…

Yo te digo, para no desperdiciar el San Valentín…

Y bueno, para que tú también termines con esa mala racha…

Raquel se acerca a Manuel e intenta besarlo.

Manuel se aparta.

 

MANUEL: No. No. Raquel, tú y yo trabajamos en la misma oficina, ni pensarlo…

Mejor vámonos para la mesa.

 

Manuel tira su cigarro al suelo.

Raque hace lo mismo.

 

RAQUEL: Si, bueno, tengo que ir primero al baño.

Entran al local.

 

 

En la mesa Arturo habla con Andrés Eloy.

ANDRÉS ELOY: ¿Arturo, tú estás seguro de que ese Manuel es gay?

 

Molesto.

 

ARTURO: ¡¡¡Verga!!!

¿Pero por qué todo el mundo duda si ese pana es gay?

¿No ves cómo se comporta? ¿Lo qué dice? ¿Cómo se viste?

¡Más gay imposible!

 

Andrés Eloy lo mira lleno de duda.

 

ANDRÉS ELOY: A lo mejor es que no ha salido del closet…

 

ARTURO: ¡No vale!  Ese salió del closet hace años…

Andrés Eloy se queda mirando a Arturo.

ANDRÉS ELOY: Ay no me había dado cuenta… Tú tienes unos ojos muy bellos…

Arturo se ruboriza.

ARTURO: ¿Yo? ¿En serio?

 

ANDRÉS ELOY: Si… Son ámbar, como la miel…

 

Arturo sonríe agradado.

ANDRÉS ELOY: Si quieres tú y yo nos vamos ya mismo de aquí…

Y aprovechamos mejor el día de los enamorados. ¿No te parece?

 

ARTURO: Coño Andrés Eloy… Mi pana, tú me caes súper bien, pero a mi sólo me gustan las mujeres…

 

ANDRÉS ELOY: Bueno, tú te lo pierdes…

Ya vengo voy al baño.

Andrés Eloy se levanta y se va.

Manuel llega a la mesa y se sienta.

MANUEL: El coño de tu madre…       

 

ARTURO: ¿Yo?

 

 

Raquel y Andrés Eloy se encuentran en la puerta de los baños.

RAQUEL: ¿Sabes que hay una fiesta de corazones solteros en el club Táchira?,

Yo fui el año pasado y la pasé buenísimo.

 

ANDRÉS ELOY: ¿Tienes tus cosas?

Raquel le muestra la cartera.

ANDRÉS ELOY: Vámonos pues.

Salen del lugar sin que Manuel o Arturo lo noten.

 

 

15 MINUTOS DESPUES

 

Arturo limpia uno de los platos con un pedazo de pan y se lo come.

Habla con la boca llena.


ARTURO: Estos carajos como que se fueron pa'l coño.

 

MANUEL: ¿De donde sacaste a ese Andrés Eloy?

 

ARTURO: Coño, Raquel dejó la pantaletica…

Arturo agarra el envoltorio, saca la pantaleta y la muerde.

El mesero llega con la cuenta.

ARTURO: Mmmm. Esto está bien rico. ¿Quieres probar?

 

Arturo le ofrece de la pantaleta a Manuel.

Manuel le aparta la mano.

MANUEL: No, no.

Manuel toma la libreta de la cuenta y la mira.

MANUEL: ¡Mierda!

Arturo se sirve lo que queda de espumante en una copa y se lo toma fondo blanco.

 

MANUEL: Esta cuenta deberías pagarla tú, que fue quien me metió en este barranco.

Vamos, saca los reales que traes ahí.

 

Arturo se mete la mano en los bolsillos y saca unos billetes arrugados.

 

ARTURO: Yo solo tengo plata para pagar el taxi.

 

Manuel le quita el dinero de la mano.

 

MANUEL: Güevón, ahora te vas caminando…

 

Manuel se para de la mesa con la cuenta en la mano.

Arturo se lo queda mirando lleno de frustración.

 

 

MANUEL – 11.55 PM.

 

Entre las sombras, sin camisa, descalzo, Manuel fuma un cigarrillo en su balcón.

No se siente bien.

Tiene la terrible sensación de que está desperdiciando su vida.
De que tiene que moverse,

hacer algo,

cualquier cosa para cambiar su suerte.


Se escuchan los maullidos de unos gatos apareándose.

Manuel toma su teléfono y le escribe un mensaje de texto a Victoria.

 

MANUEL: ¿Cómo coño se conoce a alguien interesante en la ciudad de Caracas?

 

 

VICTORIA – 11.56 PM.

 

Con los ojos hinchados de tanto llorar, Victoria se despierta con el sonido de su teléfono.

Mira la pantalla y lee el mensaje de Manuel.

Suspira y pone el teléfono de nuevo al lado de su almohada.

Ella tampoco tiene respuestas para esa pregunta y decide no responderle.

 

Cansada, poco a poco se vuelve a quedar dormida.

 

 

ANDRÉS ELOY – 1.34 AM.

 

Entre sombras,

cubierto en sudor,

al ritmo de un reguetón,

Andrés Eloy tiene sexo duro y salvaje con dos hombres al mismo tiempo.

 

 

RAQUEL – 3.21 AM.

 

Despeinada, agitada;

con un hombre joven y barbado entre las piernas,

Raquel gime llena de placer al llegar al orgasmo.

 

RAQUEL: ¡¡¡¡¡Ahhhhhhgggg!!!!!

 

 

 

 

 

Continuará...

 

 

(Basado en el guion “More lonely nights” de Sergio Marcano y Bernardo Izsak)

 

 

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